martes, enero 13, 2009


Construir la paz


A propósito de un comentario de Mauricio Tolosa, gran maestro de la comunicología, en Radio Bío Bío, me surgen las siguientes reflexiones.

Thot en la antigua Menphis era el encargado de separar a los que combatían. Era el artíficce de las buenas comunicaciones podríamos decir.

Me pregunto:Cómo podríamos hacer para que colabore con sus buenos oficios y produzca un espacio de entendimiento y comprensión mutua entre Palestinos e israelíes.

He visto más de una noticia, muchos videos, fotos, declaraciones oportunas y también algunas absolutamente faltas de criterio.

Me horroriza el sufrimiento de tantas personas. Y no es el uso de un término: horror. Me angustia, me conmueve, me espanta. La muerte, el caos, la sangre y el polvo mezclados en medio del los gritos. Me pregunto mil veces porqué a ellos? Cuántas veces? Cómo viven en esa fragilidad cotidiana, en la desesperanza, en el desorden que produce la crisis permanente?

Creo es posible que pudiéramos contribuir a la paz a través de miles de voluntades, permanentemente expresadas en palabras y gestos tal vez, deshilvanados, pero llenos de la fuerza de la convicción de un necesario "alto en las hostilidades" (como dice el lenguaje políticamente correcto, que menciona con tanta precisión Mauricio en su columna) .

Alto la hostilidad, en nuestros pequeños universos.Es necesario construir hábitos de paz , que nos conduzcan a la paz.

Alto en la hostilidad expresada a diario en el metro, el transantiago, el tránsito y las calles: ya son bastante incómodos como para hacerlos más hostiles con empujones, miradas agresivas y groseros comportamientos.

Alto la hostilidad en el trabajo...uf! no habría espacio para mencionar las mil agresiones con las que victimizamos a diario nuestro entorno.

Alto la hostilidad con que enfrentamos a los que son diferentes, a los que tienen menos educación, menos recursos, escazas oportunidades.

Alto. Detenerse un minuto para ver cómo estamos cooperando, operando, actuando en clave de paz o de guerra, de hostilidad.

Cuidado!

No sólo debe horrorizarnos la guerra distante, también la subterránea, la pequeña, cotidiana e incruenta guerra de todos los días.